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viernes, 10 de diciembre de 2010

Coreografía


En fin que no he vivido nada. No sé qué cosa es una guerra y tengo como prisión al cuerpo y alma como campo de batalla. Me debato entre la duda de reflexionar o fluir; esto es situarse en el palco de los espectadores, o estar en cada íntimo instante del milagro. Vivo de pedacitos, pero aspiro a la totalidad, es decir a Mozart y al poema que me redima y me revele los espacios absolutos y la nada. Percibo de mí los sitios más secretos: la culpa, una tercera conciencia de las cosas, la dualidad del pensamiento, la ira pequeña por lo que ya ocurrió. Pero he vivido poco. Treinta años. Dos amores de piel y un querer abandonar esta espera que me señala la vida. Anhelo la anarquía, el más tierno desorden del amor, la cábala, los relojes de arena y una habitación sencilla.Quiero tener un destino trazado de antemano, encontrarme con Dios y los abismos y no tener conciencia de la llama. Ser la llama misma y la aventura. Pero vengo de soledades últimas, de conversaciones que nunca concluyeron, de espejos que me miraron desde la infancia hasta ahora, de abandonados armarios de caoba que fueron de tías o de abuelas remotísimas.Cuán poco he vivido. No conozco la guerra. Y tampoco la paz. Me duele la orfandad,el desarraigo, el sentirme extranjera en cualquier sitio, el no pertenecer a una familia o a una patria. 
 No puedo narrar una batalla; ni hablar del hambre y de la peste, ni escribir la canción de algún soldado herido, ni hablar de mujer violada, ni decir cómo es un cementerio después de una llovizna. Pero anhelo decir en el poema que la vida me conmueve, que respiro mejor cuando me entrego, que necesito amar de la manera más simple y primitiva. 
Me gusta la paz y la defiendo y la guerra cuando es justa, y el sabor de las mandarinas cuando llega el verano, que me gusta ser una y arraigarme en el cosmos, y sentir que mi 
vida palpita al mismo tiempo que la vida, aunque no haya vivido, aunque mi hambre sea de nfinito, aunque no sepa expresar que por alguna razón precisa estoy aquí, a punto de vencer, a punto de morir, de vivir.

Mía Gallegos

1 comentario:

Ⓥilluda dijo...

Me encantás, sabelo.